La Copa que sí mola
Opinión
4/26/20253 min read
La Copa del Rey 2024/2025 llega a su fin esta noche en el estadio de La Cartuja. FC Barcelona y Real Madrid se jugarán un título que, en esta edición, ha traído dos de las mejores noches de la historia de la UD Logroñés. Un torneo que honra al fútbol de las grandes gestas, que provoca que muchos aficionados se interesen por los equipos de su localidad y que permite que muchos clubes humildes vivan su particular final de la Champions.
Para los equipos del fútbol no profesional, jugar este torneo supone salvar la temporada en términos económicos y mediáticos. Miles de personas acuden a los campos del club de su ciudad para soñar con eliminar a un equipo de superior categoría. Pontevedra, Sant Andreu, Barbastro, y por supuesto Logroño, ya han vivido una competición que dignifica este deporte. Más aún, en tiempos en los que importa más lo sucede fuera del campo que dentro de él. Ya se ha visto en el día previo a la final.
Sin embargo, en esta edición, conforme se ha ido avanzando la competición, se ha comenzado a perder esa mística por la que se había caracterizado este torneo. Los dos clubes más potentes del país, se han ganado en el campo jugar una final que, a pesar de todo, deja mucho que desear. No habrá aficionados del Mallorca invadiendo Sevilla tras sufrir el infierno de la Segunda B. Tampoco, bilbaínos rebosantes de ilusión por sacar La Gabarra 40 años después.
Sí lo harán dos clubes que han ganado este torneo en múltiples ocasiones, y en los que, en su constante lucha por hacerse con La Liga de Campeones, este tipo de competiciones suelen quedarse como un segundo plato. Un segundo plato que también ha pasado a lo extradeportivo. Es lo que tiene que se planten en la final dos rivales que viven constantemente con el “y tú más”, que se mancha una previa que no ha tomado color hasta escasas horas antes de que comience este decisivo partido.


Otros casos como la Real Sociedad o el Valencia, han sacado adelante temporadas gracias a una competición que sí han sabido valorar en los últimos tiempos. Dos semifinales y un título para los vascos en los previos cinco años. Un título y una final para los chés en las anteriores seis ediciones.
A pesar de que la Copa haya mejorado considerablemente, esta situación da que pensar sobre lo mucho que se puede mejorar en las próximas ediciones. Y es que, a día de hoy, es prácticamente imposible que equipos fuera de los grandes de nuestro país puedan aspirar a algo más que a ver a su club en dieciseisavos de final.
En esta edición, la UD Logroñés logró pasar de ronda tras una hazaña épica que es historia del fútbol riojano. Sin embargo, a corto plazo, parece muy improbable que un club riojano pueda volver a acariciar unos octavos de final del torneo copero. Una situación, que en el caso que sucediera, reavivaría las ganas que tiene La Rioja de vivir buen fútbol y que quien sabe cuantos aficionados se podrían enganchar al conjunto blanquirrojo a raíz de ello. A falta de playoffs de ascenso, este tipo de encuentros generan afición a lo largo de la temporada. No todos los días se ve a tu equipo entre los ocho o los cuatro mejores del país. Sin embargo, en España, con un sorteo en el que se empareja obligatoriamente al más débil contra el más fuerte, es muy difícil esta situación suceda.
Un modo de emparejamiento incompresible en términos futbolísticos, y más aún, viendo como el modelo de sorteo puro triunfa en países como Alemania. Este año, el Arminia Bielefeld (equipo de tercera división) jugará la final de la Copa de Alemania. Un suceso que va camino de convertirse en lo normal en el país germano. En cambio, en España, mientras los clubes que parecen desprestigiar este torneo llegan a la final, otros que sí que lo aprecian como la UD Logroñés o el Pontevedra, tan solo alcanzan la ronda de octavos.

